La investigación permite generar conocimiento riguroso sobre cómo la arquitectura influye en la salud, el bienestar y la calidad de vida. Entender esta relación es clave para que las decisiones de diseño no se basen únicamente en la experiencia o la intuición, sino también en evidencias.
Dentro de este marco, se han desarrollado distintas sublíneas de investigación que abordan ámbitos específicos con impacto directo en la práctica arquitectónica y sanitaria:
- Diseño basado en evidencias, una metodología que nace en EE.UU. para introducir la investigación en el proceso de diseño y crear nuevas evidencias.
- Hospitales, como edificios vivos y complejos donde las variables de diseño pueden influir en su funcionamiento y resultados en salud.
- Obstetricia y ginecología, con especial atención al diseño de unidades neonatales y espacios para el parto que favorezcan el cuidado centrado en la familia.
- Discapacidad y dependencia, investigando cómo los entornos pueden convertirse en facilitadores de la autonomía y el bienestar de las personas en situación de vulnerabilidad.
- Circulaciones y flujos, explorando la importancia de la organización espacial y los recorridos en la eficiencia de los sistemas hospitalarios y en la experiencia de pacientes y profesionales.
- Formación sanitaria especializada, ¿y si aprendemos sobre salud a través de residencias en centros sanitarios?
Estas líneas permiten articular un conocimiento aplicado que conecta la investigación académica con la práctica profesional, impulsando una arquitectura al servicio de la salud y de la sociedad.
